Responsabilidad Social Corporativa: qué es, en qué consiste y cómo beneficia a tu empresa
Desde hace años ya no resulta extraño oír hablar de la Responsabilidad Social Corporativa o RSC, pese a que, en su momento, algunos la tildaran de moda pasajera. Es más, en la actualidad no hay prácticamente empresa grande o mediana, nacional o multinacional, que no la contemple en su estrategia de negocio.
Pero, ¿a qué se refiere exactamente este concepto acuñado a mediados del siglo XX en Estados Unidos y que fue cobrando fuerza a partir de los años 90 con la globalización?
Índice:
- ¿Qué es la Responsabilidad Social Corporativa?
- ¿Cuáles son las características de la Responsabilidad Social Corporativa?
- Los principios que rigen la Responsabilidad Social Corporativa
- ¿Cómo aplicar la Responsabilidad Social Corporativa en una empresa?
- Beneficios de contar con un plan de Responsabilidad Social Corporativa
- El futuro de la Responsabilidad Social Corporativa
¿Qué es la Responsabilidad Social Corporativa?
En pocas palabras, podemos definir la Responsabilidad Social Corporativa como aquella forma de dirigir las empresas que tiene en cuenta los impactos de sus actividades sobre el ecosistema social, tratando de modularlos de modo que contribuyan al progreso y bienestar general.
Es un compromiso voluntario de las empresas para, más allá de los beneficios económicos, mejorar su entorno inmediato (empleados, clientes, accionistas, proveedores) y el externo que la rodea (el medioambiente, la economía, la sociedad).
Con más de 70 años de historia, la RSC ha ido evolucionando en todos estos años y se ha vuelto muy importante en los últimos tiempos ante la necesidad de un cambio de paradigma para un futuro más sostenible.
¿Cuáles son las características de la Responsabilidad Social Corporativa?
Para lograr un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente, las empresas deben desarrollar una serie de acciones. Tanto estos objetivos finales como las diferentes prácticas para su consecución deben estar alineados en todo momento con la misión, visión y valores de cada organización.
Además, tales acciones deben estar vinculadas a la actividad de la empresa, ser duraderas en el tiempo e implicar el compromiso de la alta dirección. Y aunque existe un amplio consenso en apuntar como grandes áreas de la RSC la económica, la social y la medioambiental, si algo la define es su carácter transversal, pues afecta a los distintos ámbitos de la gestión de la empresa como:
- El respeto a los derechos humanos con unas condiciones de trabajo dignas que favorezcan la seguridad y salud laboral, así como el desarrollo humano y profesional de los trabajadores.
- El mantenimiento de la ética empresarial y la lucha contra el fraude y la corrupción.
- Servir a la sociedad con productos útiles y en condiciones justas.
- La protección del medio ambiente, evitando en lo posible cualquier tipo de contaminación, minimizando la generación de residuos y racionalizando el uso de los recursos naturales y energéticos.
- Mejorar las posibilidades y oportunidades de la comunidad donde se establece la empresa.
Los principios que rigen la Responsabilidad Social Corporativa
Desde 2010, la norma ISO 26000 funciona como una guía (que no es de carácter certificable) para orientar a las organizaciones en la introducción de prácticas socialmente responsables, estableciendo cinco principios fundamentales:
- Transparencia para ofrecer a todos los stakeholders (empleados, accionistas, clientes, etc.) la información que precisen acerca de las estrategias y los resultados de las acciones de RSC de forma clara y veraz, en un lenguaje comprensible y en formatos accesibles.
- Comportamiento ético basado en los valores de honestidad, equidad e integridad.
- Cumplimiento de la legislación vigente, lo que se conoce como principio de legalidad.
- Respeto a la normativa internacional de comportamiento en lo referente a la RSC, lo que es especialmente aplicable a aquellas compañías cuya actividad se lleve a cabo a nivel global.
- Respeto a los derechos humanos, incorporando los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos a los códigos de conducta internos de cada organización.
¿Cómo aplicar la Responsabilidad Social Corporativa en una empresa?
Conviene tener claro que para ser una empresa socialmente responsable es esencial asumir un compromiso real. A partir de esta premisa, hay algunos aspectos claves a considerar en todo el proceso.
En primer lugar, se deben establecer unos objetivos claros y determinar el impacto que se quiere generar a través de las acciones que se proyecten, ya sea permitir el teletrabajo entre los empleados, fijarse como reto que la energía utilizada en la empresa proceda de fuentes renovables o alcanzar la paridad para una determinada fecha en los puestos directivos.
En este sentido, se impone elaborar un plan en el que se enumeren cuestiones como las acciones a implementar, el modo de supervisión, los recursos y los plazos de ejecución. El siguiente paso es el de difusión, es decir, comunicar las políticas de RSC, sobre todo a aquellas personas o grupos a los que se dirijan las acciones de la organización, que pueden llevarse a cabo por parte de esta de forma directa o bien estableciendo colaboraciones con entidades que tengan valores y objetivos similares.
Para concluir, la estrategia debe incluir la medición del impacto real de las medidas puestas en marcha, sean económicas, medioambientales o sociales.
Beneficios de contar con un plan de Responsabilidad Social Corporativa
A grandes rasgos, podemos afirmar que aplicar políticas de RSC en la empresa supone un doble beneficio: con ellas, por un lado, la sociedad mejora y evoluciona en positivo. Por el otro, los empleados se sienten motivados y felices de pertenecer a una organización con conciencia social, que actúa de manera ética y responsable, lo que mejora el clima laboral, aumenta la productividad y refuerza la atracción y retención del talento.
Además, tales actuaciones mejoran la imagen de la empresa y su reputación, sin olvidar que estrechan los vínculos de esta con clientes, proveedores y socios. Siguiendo esta línea, si se habla de la organización y se habla bien, lo habitual es que la demanda sea mayor y se incrementen la producción y los beneficios. Sin olvidar que fijarse códigos éticos reduce las posibilidades de que la empresa incurra en mala praxis y que los programas de RSE la confieren estabilidad y proyección, pues los inversores prefieren apostar por organizaciones que trascienden el marco puramente empresarial y miran por el bien común.
Así, las acciones de RSC son una inversión y no un gasto, puesto que las empresas obtienen un retorno.
El futuro de la Responsabilidad Social Corporativa
Convencida de que los grandes desafíos sociales y medioambientales del planeta requieren de la participación de todos -gobiernos, sector privado y sociedad civil-, la ciudadanía es cada vez más crítica con el comportamiento de las empresas. A su vez, estas, conscientes de su huella en la sociedad, van dejando ganar espacio en sus agendas a la RSC y exigen incluso a sus cadenas de valor idéntica evolución.
En 2015 la ONU adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), de aplicación universal, para un mundo más justo para todos y que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Son precisamente estos ODS los que están marcando las políticas de RSC de las empresas, que se están alineando con ellos para mejorar su contribución social, y no solo en lo que respecta a sus propias operaciones, sino también en lo concerniente a las de su cadena de valor.
Ante un mundo tan cambiante y con enormes retos -preocupa especialmente la crisis climática-, la RSC goza de buena salud. La construcción de un mundo mejor ya está en marcha, aunque todavía queda un largo camino por recorrer.