Ronda de financiación: qué es y cómo hacerla
Algunas de las startups más exitosas, comparten un elemento clave en sus historias de ascenso: haber sacado adelante arrolladoras rondas de financiación que llevaron sus proyectos a un nivel superior. Gracias a ello, ahora son compañías de elevadísimo valor, y perfectos ejemplos de lo que un buen proceso de captación de capital puede hacer por un negocio.
¿Qué es una ronda de financiación?
Una ronda de financiación es, en esencia, un acuerdo en el que un conjunto de inversores aporta fondos para la realización de un proyecto empresarial, generalmente a cambio de una porción del capital de la compañía. Los emprendedores llaman a la puerta de los mecenas, y la respuesta de estos dependerá de muchos factores: las expectativas de rentabilidad, el potencial disruptor de la propuesta o los beneficios indirectos a futuro que pueda brindarles, entre muchos otros.
Mediante este recurso, la empresa busca capitalización para hacer realidad un producto o servicio que hasta el momento es una simple idea; o bien para llevar dicho producto o servicio al siguiente escalón dentro del mercado. Existen, por tanto, diferentes tipos de rondas según la fase de desarrollo en que se encuentre el proyecto, aspecto del que hablaremos más adelante.
Cómo afrontar una ronda de financiación
Como en cualquier otra iniciativa empresarial, lo más importante es establecer previamente un esquema de prioridades: qué es lo que necesitamos, en qué medida y qué estamos dispuestos a dar a cambio.
La primera pregunta que hay que hacerse es en qué momento se encuentra el proyecto. ¿Necesitamos liquidez para abrir la tienda o para ampliar la oferta de venta? ¿Para desarrollar una revolucionaria tecnología de riego o para llevarla a todas las explotaciones agrícolas del país? Una respuesta coherente a estas cuestiones es la premisa fundamental de una ronda exitosa.
El siguiente paso es cuantificar esas necesidades y cifrar el capital mínimo que hay que recibir para que la idea productiva sea realizable. Ésta es una operación especialmente sensible, ya que de ella depende la credibilidad del proyecto.
Por último, hemos de establecer la estructura y condiciones del retorno que recibirán los inversores a cambio de su mecenazgo, así como una previsión razonable del mismo. En otras palabras, debemos concretar qué obtendrán por su dinero y cuándo: participaciones en la sociedad, intervención en las decisiones corporativas, derecho preferente de uso del producto final, etcétera.
En este momento es cuando entra en escena el concepto de elevator pitch, que no es otra cosa que el mensaje enviado a los potenciales inversionistas por parte del aspirante a conseguir capital. El elevator pitch toma la forma de un diálogo o discurso en el que el emprendedor sintetiza las ventajas del proyecto y las oportunidades que presenta.
Una vez realizados estos filtros, podemos detallar el plan de negocio que presentaremos a los inversionistas e iniciar el tipo de ronda de financiación que más se ajuste a nuestro negocio, cuestión que abordaremos en el epígrafe siguiente. Elegido el modelo que más se ajuste a las circunstancias, comienza la fase de captación de capital, que durará de seis a nueve meses. En el caso de que el proceso culmine con la entrada de nuevos socios, será necesario modificar la estructura de capital de la empresa, tarea que explicamos en este post.
Tipos de rondas de financiación
Hay varias categorías de rondas de financiación, que se corresponden con las diferentes fases que atraviesa un negocio. El volumen de capital va aumentando progresivamente según se van quemando etapas:
- La ronda de financiación más básica es la ronda semilla, orientada a los primeros pasos de la startup. Los benefactores suelen encuadrarse en dos grupos principales: por un lado, el entorno inmediato de los emprendedores, conocido coloquialmente como FFF (Family, Friends & Fools); la otra gran fuente de capital son los business angels, inversionistas dispuestos a asumir un riesgo alto si ven posibilidades de grandes ganancias.
- El siguiente escalón corresponde a las rondas de serie A, en las que la empresa no busca ya germinar sino crecer, con lo que las inyecciones de capital son más altas.
- Las rondas de financiación de serie B se activan cuando la compañía ha alcanzado la rentabilidad y necesita recursos financieros más elevados para cumplir el nuevo objetivo de expandirse y transformar su modelo de negocio.
Serie C y posteriores: el proyecto ya tiene una dimensión comercial consolidada y una marca potente, por lo que está preparada para captaciones colosales. En esta fase, la posición de la empresa le permite utilizar el capital obtenido para metas mucho más ambiciosas: adquisiciones, ampliaciones de capital, internacionalización o salidas a bolsa.