Con unas cifras poblacionales que caminan sin pausa hacia las once cifras, el suministro de proteínas de origen animal deberá evolucionar para sostenerse. Esa es la dirección que están tomando todas las estrategias políticas, que sumadas a la cada vez mayor concienciación del ciudadano medio, marcarán la pauta de la industria agroalimentaria en los próximos años.

Esta es, en versión resumida, la línea de pensamiento de Alberto Ruiz, director de sostenibilidad en Nutreco. En esta compañía, especializada en la alimentación de animales, afrontan el problema del impacto ecológico del sector desde una doble perspectiva: la de los procesos de producción y la de las materias primas.

Respecto al primer aspecto, en su conversación con Santander Impulsa Empresa Ruiz aborda la cuestión de las emisiones de gases de efecto invernadero: “Europa está intentando descarbonizarse, lo que no es sólo una tendencia, sino también una exigencia de la sociedad”, expone.

Tres grados de emisiones

El experto divide las emisiones que afectan a la huella de carbono del sector agroalimentario en tres tipos, según su alcance: la primera corresponde a los combustibles como la gasolina o el gasoil, presentes en el proceso productivo; la segunda proviene del consumo de electricidad; y el alcance tres tiene que ver con las tareas previas y posteriores a la fase productiva per se: transporte, aprovisionamiento de materias primas y viajes de negocios.

El ‘alcance uno’ también incluye el uso de productos como refrigerantes, que expelen gases nocivos para la capa de ozono. “Nutreco comenzó por restringir ese tipo de productos para eliminar sus emisiones; además de moverse hacia combustibles más sostenibles, arrinconando el carbón y electrificando las instalaciones”, nos cuenta Ruiz.

El segundo rango de alcance procede precisamente del consumo eléctrico, que, aunque menos invasivo que el carbón, es también problemático. “La estrategia de Nutreco consiste en moverse hacia las energías renovables: nuestra apuesta son los paneles solares y participamos en proyectos relacionados con su instalación en otros países”.

Finalmente, el tercer rango de alcance contaminante, lejos de ser residual, es con diferencia el que tiene mayor peso en la cuenta de emisiones, y al que hay que aplicar medidas más drásticas. “En nuestro caso representa el mayor porcentaje de emisiones, el 97%” -explica Ruiz.- “Tenemos una hoja de ruta para reducirlo, pero es un viaje que tenemos que hacer con empresas y proveedores”. 

El enfoque dispuesto por Nutreco, nos cuenta, “consiste en identificar las áreas con mayor impacto, y la primera de ellas es el transporte y aprovisionamiento de materias primas, que nos llegan de zonas muy lejanas”. El director de sostenibilidad de la compañía insiste en la importancia de trazar eficientemente el origen de los productos adquiridos, en colaboración con el resto de actores de la cadena productiva: “Trabajamos con nuestros proveedores para que no entren en nuestra cadena mercancías procedentes de zonas deforestadas”.

En este ámbito, Ruiz señala al aceite de palma y la soja, elementos habituales en la alimentación animal, como los productos más sensibles y a los que se tiene que realizar un seguimiento más meticuloso.

En cuanto a otros aspectos también incluidos en el tercer grado de alcance de las emisiones, nuestro interlocutor subraya el trabajo que realiza Nutreco “en un packaging trazable y sostenible, con materiales reciclables y minimizando el uso de materias primas vírgenes”, junto con otras medidas como “la electrificación de la flota de transporte”.

En busca del ‘círculo virtuoso’ de la sostenibilidad

“Hay un claro efecto dominó en el ámbito de la sostenibilidad”, sostiene Ruiz, que desgrana el hilo conductor de las políticas sostenibles dentro de la cadena de valor en su sector: “Nuestra mayor preocupación es el impacto de las materias primas, para lo que tenemos que comunicar nuestras metas al proveedor, que a su vez acude al agricultor para verificar los procesos que dan lugar al producto”. 

Estas mejoras deben ser alineadas con la sensibilidad de un consumidor “que cada vez es más exigente en este sentido”. El reto al que se enfrenta la industria, recalca, “es saber trasladar todos estos esfuerzos y formar al consumidor para que sepa identificar los productos con menor impacto ambiental”.

El experto menciona la iniciativa Objetivos Basados en la Ciencia (Science Based Targets), plan que implica a las Naciones Unidas y cuya meta es pavimentar la senda hacia una economía sin emisiones a través de la innovación y el crecimiento sostenible: “La suma de las empresas favorecerá el compromiso de todos en la tarea de impedir que la temperatura planetaria aumente 1.5 grados”.

“Nuestra visión es alimentar el futuro” -concluye el director de sostenibilidad de Nutreco.- “Caminamos hacia los 10.000 millones de habitantes en el planeta y la producción de alimentos y de proteína no puede hacerse como hasta ahora; si no optimizamos y producimos de manera sostenible, no se pueden asegurar estos recursos más allá de 50 o 100 años”.