Así es trabajar con productos con la Ecolabel
La Ecolabel tiene ya 30 años de recorrido, pero ahora, con la demanda de productos responsables con el medioambiente, está más de actualidad que nunca. A medida que los consumidores se preocupan por el uso de recursos, la biodiversidad o las bajas emisiones en la fabricación de artículos, este etiquetado voluntario gana adeptos en Europa.
Tras este sello hay décadas de investigación y aplicación de métodos para reducir impactos de todo tipo. Desde un mejor uso del agua hasta reducir la experimentación con animales o recircularizar materias primas al final de su vida útil. Enfocar la actividad empresarial a adquirir esta etiqueta ecológica requiere una cultura de la sostenibilidad empresarial, y supone una inversión.
¿Qué es la Ecolabel y qué indica?
La Etiqueta Ecológica Europea (EEE) Ecolabel es un sello a la excelencia ambiental. Creada en 1992 por el Parlamento Europeo con el objetivo doble de promover productos locales de alta calidad y bajo impacto, se trata de un trámite voluntario para aquellas empresas que busquen demostrar (con datos verificables a través de una auditoría) un elevado nivel de protección del medioambiente.
Si bien en su origen solo indicaba el impacto bajo de algunos productos, a lo largo de los años el ámbito de actuación de este sello ha crecido en muchos sectores. Como ejemplo, hay cientos de establecimientos turísticos en toda Europa con esta etiqueta que, con limitaciones (no mide la huella de movilidad en turismo), sí señala el camino correcto.
Estas son algunas de las características básicas de este etiquetado:
- Es de carácter voluntario.
- Tiene como objetivo identificar y promover productos ecológicos según la normativa europea.
- Varía en requisitos según las categorías de productos.
- Se basa en múltiples criterios a lo largo de todo el ciclo de vida del producto, de modo que es imprescindible contar con datos verificables.
- Los criterios se fijan por un organismo independiente que no interviene en el mercado.
- La aplicación se controla por un proceso de certificación y auditoría.
Distinguir la Ecolabel no es complicado, pues su nombre aparece en la propia etiqueta. Como otros sellos, usa el símbolo de una flor cuyos pétalos son las estrellas de la bandera de la Unión Europea.
Motivos económicos para trabajar con la Ecolabel
Lo ‘eco’ vende. Por fortuna, el consumo responsable se está poniendo de moda tras décadas de parálisis debido a barreras de todo tipo, precio incluido. La confianza en sellos internacionales ha tardado tiempo en germinar, pero los consumidores ahora sí están dispuestos a esforzarse por adquirir productos y servicios con esta y otras certificaciones. Hasta hace poco, sin embargo, generaban reticencias e incluso desconfianza.
Según el informe ‘Sustainability at a turning point’ (‘Sostenibilidad en un punto de inflexión’) de IBM, seis de cada diez españoles estarían dispuestos a cambiar sus hábitos de consumo para mejorar el medioambiente, y al menos la mitad pagaría un plus por marcas más sostenibles o medioambientalmente responsables, aunque en otros estudios esa cuantía llega a ser incluso mayor.
Con etiquetas como la EEE, los clientes saben que están adquiriendo productos y servicios de bajo impacto ambiental respecto a otros equivalentes. Por descontado, la huella nula no existe, pero la Ecolabel trabaja en varias áreas actualmente muy valoradas por la ciudadanía, como el impacto en el cambio climático, la naturaleza, la biodiversidad o el consumo de energía.
Además de las ventajas ambientales evidentes, posicionar una empresa como ecológica aporta ‘puntos’ sociales y es un reclamo más para atraer clientes comprometidos con la sostenibilidad.
Cómo solicitar la etiqueta Ecolabel
Para pedir la etiqueta Ecolabel, el primer paso es contar con un producto o servicio catalogado como ecológico por la normativa europea, en caso de ser de aplicación, lo que a su vez exige el sello de Conformidad Europea (marcado CE). Aunque mejorable y algo desfasada, se trata de una de las normativas más exigentes del planeta.
Sin embargo, la Ecolabel se puede aplicar también a todo tipo de productos como electrónicos, detergentes, de calzado, pinturas, textiles, servicios de camping u otros muchos. Además, se está trabajando en diseñar procedimientos específicos para sectores como el papelero, para que en su caso vayan mucho más allá del FSC. Parte de los criterios de concesión son demostrar:
- Bajo impacto ambiental en todos los niveles: emisiones, uso de energía, biodiversidad, etc.
- Sustitución de sustancias peligrosas por otras más seguras.
- Sostenibilidad y reutilización de productos usados.
- Impacto positivo en la seguridad y salud de los consumidores.
- Respeto a normas sociales y éticas.
Además, se valorará la adquisición previa de etiquetas locales complementarias o aspectos como la reducción de experimentación con animales. El portal europeo cuenta con un manual para solicitud de la licencia, más un correo para dar asistencia: helpdesk-eu-ecolabel@adelphi.de. El canon de la solicitud cuesta entre 200 y 1200 euros por producto a certificar en pago único.