¿Qué es el ROTE y cómo se calcula?
Todas las empresas, por el mero hecho de ejercer su actividad profesional y comercial, realizan inversiones que deben generar rentabilidad. Sin embargo, en función de sus características y de los objetivos que se persiguen con ellas, es necesario medirlas de una manera o de otra. Este es el motivo por el que aquí se va a explicar en qué consiste el ROTE, que es uno de los indicadores más habitualmente utilizados en este sentido.
Índice:
¿Qué es el ROTE?
El ROTE (Return on Tangible Equity o retorno sobre el patrimonio tangible) es una métrica que mide la rentabilidad de una empresa en relación con su patrimonio tangible. En este sentido, cuando se habla de patrimonio tangible se hace referencia a aquel que tiene forma física y, por tanto, se puede ver y tocar. Sería el caso, por ejemplo, de los inmuebles que son propiedad del negocio, de sus vehículos, de sus productos inventariados o, incluso, del dinero en efectivo.
Este tipo de patrimonio nunca se debe confundir con el patrimonio intangible, que es aquel que carece de forma física. Por ejemplo, las patentes, marcas, derechos de autor o carteras de clientes. Mientras que los tangibles generalmente se deprecian con el paso del tiempo, los intangibles se amortizan. Además, los primeros se pueden proteger físicamente. Por el contrario, los segundos se protegen con derechos legales.
¿Para qué sirve el ROTE?
El ROTE es un indicador muy útil a la hora de evaluar la eficacia de una empresa para generar beneficios a partir de sus activos tangibles. Al no tener en cuenta los intangibles, tiene la capacidad de ofrecer una visión más precisa y acertada sobre la rentabilidad de aquellos activos que realmente influyen en el flujo de caja.
Sin embargo, al igual que el resto de los indicadores financieros, el ROTE tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, al no contar con los activos intangibles, no puede reflejar el valor total de la empresa. Algo especialmente importante en aquellas que generan la mayor parte de su volumen de negocio a través de marcas y patentes. Tampoco tiene en cuenta otros factores importantes como el horizonte de la inversión o los riesgos asociados a ella.
¿Cómo se calcula el ROTE?
Para calcular el ROTE es necesario tener en cuenta dos conceptos fundamentales. En primer lugar, el beneficio neto, que es la ganancia total que obtiene una empresa después de restar todos los costes (incluyendo intereses e impuestos) de sus ingresos. Después, se debe considerar el patrimonio tangible, el cual ya se ha explicado.
Dicho esto, la fórmula para calcular el ROTE es la siguiente:
ROTE = (Beneficio neto / Patrimonio tangible) x 100
En líneas generales, cuando el ROTE arroja un valor inferior al 10%, suele considerarse que la empresa tiene aspectos que mejorar. Entre el 10% y el 15% se califica de saludable, mientras que si se eleva más allá del 15% recibe la etiqueta de excelente. Este es el objetivo de cualquier negocio.
Diferencia entre ROTE y ROE

Tanto el ROTE como el ROE (Return on Equity o rentabilidad sobre el patrimonio neto) son dos indicadores que miden la rentabilidad de una inversión. Sin embargo, se diferencian entre sí en el enfoque sobre el patrimonio empleado para realizar los cálculos.
Mientras que el ROTE determina la rentabilidad de un negocio con relación al patrimonio tangible de la empresa, el ROE pone el foco en el patrimonio total, es decir, teniendo en cuenta también el de carácter intangible.
Esto hace que su fórmula, que es la siguiente, también sea diferente:
ROE = (Beneficio neto / Patrimonio neto) x 100
Por su parte, el ROE persigue el objetivo de medir la eficiencia de una empresa a la hora de generar ganancias para sus accionistas, en función de la inversión total realizada. En cambio, como se dijo anteriormente, el ROTE se centra exclusivamente en la rentabilidad que genera flujo de caja.Al igual que sucede con el ROI (Return on Investment o retorno de la inversión) y el ROA (Return to Assets o retorno de los activos), el ROTE y el ROE son métricas muy útiles para determinar la rentabilidad de una inversión. De hecho, no son excluyentes, sino complementarias entre sí, por lo que siempre es recomendable utilizarlas para tomar las decisiones adecuadas en cada momento.