¿Hacia dónde camina la tecnología sin contacto?
Las tecnologías sin contacto se aplican en muchos contextos. Los pagos, la identificación, la solicitud de información digitalizada, la personalización de entornos y experiencias de trabajo o la domotización son solo algunos de los campos populares en los que se ha extendido.
En el último año y medio de pandemia, además, estas tecnologías han facilitado el mantenimiento de la distancia de seguridad interpersonal y han evitado la contaminación de superficies. Eso ha facilitado una generalización de su uso que parece indicar será muy duradera. Es más, existen importantes razones para creer que va a seguir desarrollándose con fuerza, como veremos a continuación.
La seguridad sin contacto
Estamos ante tecnologías con un elevado nivel de seguridad. Por ejemplo, cuando se asientan sobre la NFC, la corta distancia hace mucho más complicado que alguien pueda interceptar los datos en el momento de su intercambio.
Además, los avances en tecnologías sin contacto se retroalimentan de las que facilitan la identificación. Así lo vemos en el caso de la biometría basada en patrones que no implican presionar ninguna superficie. A su vez, este tipo de desarrollos hacen factible dar seguridad al conjunto de herramientas contactless con una mayor confianza en que el usuario es legítimo.
Incluso, los datos que proporciona el empleo de tecnologías sin contacto enriquecen la lucha por la ciberseguridad. Buena muestra de ello es el empleo de soluciones de inteligencia artificial en prevención del fraude.
La higiene como objetivo general
La era pospandemia ha remarcado la necesidad de higiene en muchos niveles, uno de ellos el de la manipulación de objetos. Sin embargo, esa necesidad no es nueva ni va a perder vigencia. Es un requerimiento normativo en muchos ámbitos y en todos es una muestra de calidad en los procesos.
Lo hemos vivido durante muchos años con la manipulación de alimentos. Al principio, se empezó con un registro y exámenes médicos periódicos. Después, se caminó hacia un modelo de superación de una prueba concreta. Finalmente, se ha llegado a la conclusión de que debemos permanecer en alerta y cumplir con las necesidades de formación continua bajo unos principios de responsabilidad, análisis de riesgos y control de puntos críticos.
Esa misma filosofía es trasladable a cualquier otra actividad no relacionada con los alimentos. Hay necesidades variables y hay que estar preparados para introducir herramientas que mejoren la higiene y controlen los riesgos. En ese sentido, las tecnologías sin contacto facilitan los protocolos en muchas circunstancias, ya que no solo evitan peligros, sino que también aportan comodidad a los usuarios.
Racionalización de los movimientos físicos
El ir y venir de objetos o personas en los que se establece un contacto o conexión física, es problemático. Lo vemos de forma clara con el dinero metálico que puede perderse. Incluso, un exceso de movimientos nos expone a una mayor probabilidad de robo.
Pero ese mismo problema surge con cualquier otro elemento que deba circular por un local de negocio. Es aconsejable mantener instrumentos que faciliten la minimización de trayectos y que mejoren la trazabilidad de los movimientos para analizar las vulnerabilidades que facilitan el extravío o el robo.
Las tecnologías contactless evitan o virtualizan muchos desplazamientos. De este modo, no solo se evitan peligros, sino que también podemos centrarnos en la prevención de riesgos en los movimientos físicos que permanecen.
El impulso digital de las tecnologías sin contacto
Las tecnologías sin contacto hacen más fluidas las experiencias de consumo y trabajo. Se percibe mayor comodidad y seguridad, dan pie a que surjan múltiples aplicaciones digitales, lo que facilita la aceptación de procesos de cambio.
De algún modo, contribuyen a la humanización de la digitalización, al permitir que el contacto físico se reserve para aquellas actividades en las que merece la pena que se produzca. Además, logran que las personas perciban que se está realizando una transformación inteligente.
Por tanto, ayudan a que muchos ciudadanos rezagados digitales se sientan más cómodos con la tecnología. Dando sentido a un proceso de aprendizaje que, progresivamente, va ofreciendo muchas ventajas materiales, pero que necesita de un empujón emocional.
El impulso a los datos
Los datos de uso de la tecnología sin contacto (cuánto, cuándo, cómo, por quién o dónde se emplea, entre muchos otros) son una buena materia prima para construir experiencias y facilitar el seguimiento de los negocios. Los elementos materiales sobre los que se sustenta esta tecnología suelen estar preparados para registrarlos.
Además, los propios datos son capaces de modular una experiencia sin contacto. Podemos emplear los medios y protocolos más adecuados para cada caso e, incluso, tenemos la opción de regular el proceso de forma automática.
En conjunto, observamos que las tecnologías sin contacto forman parte de la vanguardia de los cambios tecnológicos propiciados por la transformación digital. Son cómodas y prácticas, lo que facilita la asunción por todas las partes implicadas. La experiencia de su difusión será, de hecho, muy valiosa para introducir otros avances relacionados con las tecnologías digitales.