Línea de crédito: qué es, para qué sirve y cómo funciona
Seguramente en más de una ocasión te hayas visto obligado a afrontar pagos sin tener liquidez suficiente. Es algo común en el mundo de los negocios cuando, por ejemplo, a principios de mes las empresas tienen que pagar las nóminas de sus empleados sin que sus clientes les hayan saldado las deudas. O cuando los autónomos deben presentar la declaración trimestral del IVA con ingresos pendientes.
Normalmente, en estas situaciones en las que no hay dinero en caja, lo primero que se nos pasa por la cabeza es solicitar un préstamo, pero hay otra opción que puede resultar más adecuada: las líneas de crédito.
Índice
- ¿Qué es y cómo funciona una línea de crédito?
- ¿Qué diferencia hay entre una línea de crédito y un préstamo?
- ¿Qué se necesita para tener una línea de crédito? Requisitos
- ¿Cómo pedir una línea de crédito para tu negocio?
¿Qué es y cómo funciona una línea de crédito?
Una línea de crédito es un contrato en virtud del cual el banco pone a disposición del cliente una cierta cantidad de dinero para poder ser utilizada cuando este no tenga fondos suficientes en su cuenta corriente. De esta manera, si en un momento dado llega un cheque a cobro y el usuario no puede afrontar el pago, la entidad bancaria tomará el dinero de la línea de crédito para satisfacerlo, evitando así que se devuelvan los importes.
El saldo extra estará disponible durante un tiempo determinado, que será el que fijen en el contrato el cliente y el banco. Durante ese plazo, el usuario podrá usar una parte, toda la línea de crédito o nada, en función de sus necesidades.
Lo más habitual es que el banco devengue intereses únicamente por la cantidad de dinero que se haya utilizado, no por la totalidad del capital disponible, aunque, dependiendo del caso, también pueden cobrarse otros conceptos asociados a la línea de crédito, como comisiones de apertura o intereses por los fondos no empleados. En cualquier caso, como norma general, el gasto principal es el tipo de interés pagado por el efectivo dispuesto.
Otra de las ventajas de esta clase de financiación, parecida a las tarjetas de crédito, es que, una vez devuelta toda la deuda, el crédito de la línea se restaura al nivel inicial para que se pueda volver a acceder a él. Así, si la línea de crédito es de 6.000 euros mensuales, aunque el usuario haya gastado 4.000 en septiembre, su saldo en octubre volverá a ser de 6.000 euros.
¿Qué diferencia hay entre una línea de crédito y un préstamo?
Aunque a veces se confunden préstamos con líneas de crédito, no son lo mismo. A grandes rasgos podemos decir que, en el caso de estas últimas, el usuario dispone de la cantidad de dinero que necesita en cada momento, normalmente solo se cobran intereses sobre el capital empleado, son renovables y lo más habitual es contratarlas durante un corto periodo de tiempo, generalmente un año.
En cuanto a los préstamos personales, desde el inicio se ingresa en cuenta la cantidad solicitada, se aplican intereses sobre la totalidad de lo prestado y la deuda ha de irse amortizando hasta que quede totalmente saldada. Una vez pagada, si se desea otro préstamo, deberá cursarse una nueva solicitud. Además, los plazos de amortización son más largos y el tipo de interés, menor.
En resumidas cuentas, las líneas de crédito son convenientes cuando han de solucionarse problemas de liquidez inmediata o recurrente, mientras que los préstamos están indicados para afrontar pagos de mayor enjundia y a largo plazo.
¿Qué se necesita para tener una línea de crédito? Requisitos
Autónomos y pymes son el cliente ideal de este producto financiero, pues les confiere una gran flexibilidad a la hora de hacer frente a gastos puntuales ante desfases en la tesorería, como pueden ser el pago de salarios y a proveedores, o gastos extraordinarios no previstos. Sin embargo, los particulares también pueden recurrir a este tipo de financiación.
En cuanto a los requisitos para poder solicitar una línea de crédito dependerán de la entidad bancaria, aunque los más comunes son:
- Ser mayor de edad.
- Tener DNI o NIE en el caso de los ciudadanos extranjeros.
- Ser titular de una cuenta bancaria.
- Poder demostrar unos ingresos fijos.
- No estar incluido en el Fichero de Solvencia Patrimonial (Asnef), aunque esto variará en función de la entidad, que puede establecer criterios más laxos.
¿Cómo pedir una línea de crédito para tu negocio?
Al igual que cuando contratamos otros productos financieros, pedir una línea de crédito implica seguir un proceso. Así, la solicitud deberá hacerse de forma presencial, en una oficina bancaria, o vía online, para lo que se requerirá presentar alguna documentación. Una vez completada la petición, el banco realizará un estudio de solvencia y nos ofrecerá un límite máximo de dinero y un plazo de devolución del mismo.
Cerrado el contrato por ambas partes, tendremos disponible el capital acordado en un corto espacio de tiempo para poder gestionarlo a nuestro antojo.