Efecto invernadero: qué es y cuáles son sus consecuencias
Venus es, por masa y composición, el planeta gemelo de la Tierra. Sin embargo, su superficie nada se parece a la de nuestro hogar: se trata de un páramo abrasador, asolado por una atmósfera tóxica que hace imposible la vida. La causa es un efecto invernadero descontrolado, un proceso que ya está teniendo lugar en nuestro planeta; de hecho, está en la misma raíz del cambio climático. Comprender este fenómeno es, pues, clave para afrontar uno de nuestros mayores desafíos como especie.
Índice:
- ¿Qué es el efecto invernadero?
- ¿Qué son los gases del efecto invernadero?
- ¿Por qué se produce el efecto invernadero? Estas son sus causas
- Consecuencias del efecto invernadero en el planeta
- ¿Cómo evitar el efecto invernadero? Soluciones para frenar el cambio climático
¿Qué es el efecto invernadero?
El efecto invernadero no es, por definición, un fenómeno catastrófico. Se trata de un proceso natural que redistribuye y regula el calor que aporta nuestra estrella, manteniendo la temperatura planetaria dentro de los niveles aptos para la vida.
Los gases que lo producen cumplen una importantísima función: captar parte de la radiación emitida por el sol, calentando los niveles bajos de la atmósfera y la superficie terrestre. De otro modo, el frío excesivo impediría la presencia de agua líquida, convirtiendo a la Tierra en un desierto helado.
Sin embargo, durante los últimos dos siglos las actividades humanas han provocado un desequilibrio que ha intensificado su influencia, causando un aumento térmico global que supone una amenaza a múltiples niveles. Aquí es donde llegamos al concepto del cambio climático, es decir, la alteración del clima por mano del hombre, que no es sino un conjunto de repercusiones del efecto invernadero.
¿Qué son los gases del efecto invernadero?
Los causantes del efecto invernadero son todos aquellos compuestos gaseosos presentes en la atmósfera que tienen la capacidad de retener la radiación solar. El más notorio es el dióxido de carbono (CO2), aunque existen otros muchos que presentan esta misma característica.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha registrado todos estos gases en un inventario basado en lo previsto en la Convención Marco sobre el Cambio Climático (UNFCCC) y su Protocolo de Kyoto, los Acuerdos de París y la normativa europea sobre la materia. Los compuestos incluidos son, además del mencionado CO2, el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O), los hidrofluorocarburos (HFC), los perfluorocarburos (PFC) y el hexafluoruro de azufre (SF6).
Por ende, los términos ‘emisiones’ o ‘huella de carbono’, omnipresentes en el debate climático, en realidad se refieren a la generación humana de todos estos gases en conjunto.
¿Por qué se produce el efecto invernadero? Estas son sus causas
El análisis científico del efecto invernadero se remonta a la tercera década del siglo XIX, cuando el matemático francés Joseph Fourier postuló que, de no estar rodeada por una atmósfera, la Tierra sería mucho más fría. A finales de esa centuria, y con la Revolución Industrial a todo volumen, el sueco Svante Arrhenius descubrió que las emisiones de dióxido de carbono de origen humano causaban un incremento de la temperatura, sentando las bases del concepto del cambio climático que tanto nos preocupa hoy día.
El aumento de la concentración de gases de efecto invernadero se produce, principalmente, por la quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas, necesaria para la industria y el transporte. Otros gases, como el metano, también aumentan sus niveles a causa de la masificación de actividades como la ganadería.
El incremento artificial de las emisiones de estos compuestos ocasiona un sinnúmero de perturbaciones ecológicas, siendo la más importante de ellas la elevación general de la temperatura en todo el globo. Este es el primer eslabón de toda una cadena de repercusiones, que abordaremos a continuación.
Consecuencias del efecto invernadero en el planeta
El efecto invernadero es, en esencia, un dominó de consecuencias medioambientales, todas ellas negativas:
- Retroceso de las masas glaciares: hace más calor, luego el hielo se derrite a una escala gigantesca; por consiguiente, se reduce la cantidad de radiación solar que la Tierra es capaz de reflectar, lo que desemboca en un calentamiento aún mayor. Las secuelas climáticas, biológicas y económicas de este pernicioso bucle son demasiadas para enumerarlas, aunque la que afecta más directamente al ser humano es la que explicaremos a continuación.
- Anegación de zonas costeras: las miles de toneladas de hielo que cada año pasan a estado líquido elevan notablemente el nivel del mar, causando graves inundaciones en áreas litorales y haciéndolas inhabitables. Este fenómeno ya está convirtiendo a miles de personas en ‘refugiados climáticos’ y amenaza la misma supervivencia de ciudades como Río de Janeiro, Miami, Hong Kong o Barcelona.
- Catástrofes naturales: las investigaciones del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) auguran que, de llegar a un aumento de 1,5 grados en la temperatura global -actualmente estamos en 1,1- se multiplicarían eventos climatológicos extremos como tormentas gigantes, olas de calor, sequías, lluvias torrenciales y deforestación masiva.
- Perturbación de los ecosistemas y la biodiversidad: innumerables especies animales y vegetales se enfrentan a la desaparición de sus hábitats, enfrentándose a un futuro que en el mejor de los casos será la migración; y, en el peor, la extinción.
- Desertificación: la deforestación y el calentamiento global son fenómenos que van de la mano, y que invariablemente resultan en la degradación del suelo y el avance gradual de los desiertos.
- Alteración de los ciclos agrarios: el clima cambia, y con él la sucesión natural de estaciones y períodos de lluvia de los que dependen los cultivos. El agravamiento del efecto invernadero provocaría una crisis sin precedentes en el suministro mundial de alimentos.
¿Cómo evitar el efecto invernadero? Soluciones para frenar el cambio climático
El género humano se enfrenta a la que quizá sea la mayor ordalía de su historia: detener el mal causado al planeta que habita y, en la medida de lo posible, revertirlo. La comunidad internacional, a través de marcos normativos como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o el Protocolo de Kyoto, ha puesto las cartas sobre la mesa en un envite en el que nos lo jugamos todo.
Algunas de las medidas consensuadas para poner coto al efecto invernadero y el cambio climático son las siguientes:
- El aprovechamiento y desarrollo de las energías renovables;
- Apostar por medios de transporte no contaminantes y acelerar la electrificación del parque de automóviles;
- Fomentar la información veraz y acreditada sobre las consecuencias del cambio climático;
- Impulsar el reciclaje y la economía circular;
- Cortar de raíz el desperdicio alimentario y energético;
- Reducir el consumo de productos procedentes de explotaciones ganaderas masivas.