¿Cómo puede afectar la volatilidad de las divisas a tu negocio?
Cuando una empresa realiza operaciones en distintas monedas, debe aprender a hacer cálculos mucho antes de intercambiarlas. Uno de los elementos que más influirá en la toma de decisiones es, precisamente, la volatilidad de las divisas.
¿Qué es la volatilidad de la moneda?
La volatilidad de una moneda es una medida de la variabilidad de su cotización, normalmente en torno a un valor esperado o a una media pasada. Suele valorarse a través de la desviación típica. La mejor manera de comprenderlo es con un ejemplo.
Imaginemos dos divisas, que llamaremos A y B. Vamos a suponer, por simplificar, que solo existen dos posibles escenarios de cara a un período futuro, que llamaremos escenarios I y II. Cada uno de ellos tiene una probabilidad de que se materialice de un 50 %. En cada uno, se darían las siguientes circunstancias:
– En el escenario I, la divisa A cotizaría a 0,82 unidades por euro y la B a 0,95 unidades por euro.
– En el escenario II, la divisa A cotizaría a 0,78 unidades por euro y la B a 0,65 unidades por euro.
En ambas monedas el valor esperado para su cotización es el mismo (0,8 unidades por euro). Sin embargo, va a ser la divisa B la que se aparte más de lo esperado. Su cotización estará 0,15 unidades por euro por encima o por debajo. No sabemos cuál de los dos escenarios será el que sucederá finalmente, pero sí que la divisa B es más volátil.
El ejemplo anterior está muy simplificado. Lo normal es que haya varias opciones posibles, incluso infinitas. En la práctica, lo más habitual es que predigamos la volatilidad en función de datos sobre cotizaciones de las divisas e instrumentos derivados sobre ellas, volatilidades pasadas u otras variables que influyen en estas.
¿Por qué se produce la volatilidad de divisas? Causas
Muchas circunstancias pueden afectar a las divisas, haciendo que sean más probables los cambios bruscos en sus cotizaciones. Suelen estar relacionadas con la llegada de noticias. Entre las causas de la volatilidad de divisas destacan:
- Flujos comerciales. Cambios repentinos en las cantidades y precios de los principales bienes, servicios e insumos intercambiados pueden alterar la oferta y la demanda de divisas.
- Condiciones de inversión y acceso a la financiación. Suelen estar relacionadas con el marco jurídico y de negocios de los países. Las noticias sobre cambios en el entorno afectan rápidamente a las monedas. Además, suelen provocar altibajos en las cotizaciones a medida que se conocen las repercusiones de las novedades.
- Política monetaria. Los participantes en el mercado de divisas evalúan las expectativas sobre las decisiones de los bancos centrales. Eso tiene un reflejo en los tipos de interés a diferentes plazos. Cuando estos se mueven, hay flujos de capitales que producen cambios en la cotización de las divisas.
- Política fiscal. Puede influir en los precios y tipos de interés y en la percepción del riesgo país. Por tanto, puede cambiar la demanda y oferta de divisas por motivos financieros, comerciales o especulativos. Los incrementos de la volatilidad se producen, sobre todo, cuando hay noticias sobre novedades importantes en los impuestos, el gasto público o la deuda.
- Movimientos especulativos. Pueden provocar alteraciones a corto plazo en las cotizaciones.
Efectos de la volatilidad de las divisas en los negocios que trabajan con ellas
En general, tienen que aprender a gestionar los riesgos de tipo de cambio. Para ello, utilizan estrategias basadas en tipos de cambio aplazados; opciones, futuros y swaps de divisas o la relación de inversiones y operaciones de endeudamiento en la misma medida, entre otras acciones.
La volatilidad, sin embargo, puede encarecer el coste de las coberturas o puede hacerlas más complicadas. Además, en algunos casos, el incremento de la volatilidad está ligado a incertidumbres que afectan al negocio en sí o a su capacidad para que reporte beneficios que puedan trasladarse a los propietarios de la empresa en su moneda local.
¿Qué hacer cuando una divisa se está devaluando?
La devaluación de divisas es el término empleado en regímenes de tipo de cambio fijo. Se usa cuando las autoridades monetarias marcan un tipo que incrementa las unidades de la moneda extranjera que se intercambian por cada una de las nacionales. En regímenes de tipo de cambio flexibles, se utiliza la expresión depreciación para reflejar el fenómeno de una divisa cuya cotización pierde valor.
En cualquiera de los dos casos, lo más indicado es anticiparse con estrategias de cobertura. Sin embargo, una devaluación puede influir no solo en los cobros y pagos esperados, sino en las condiciones de negocios. Por ejemplo, puede afectar a proveedores o clientes, al acceso al crédito, a los impuestos… Por tanto, conviene introducir las nuevas circunstancias en los procesos de control y planificación.
Oportunidades y riesgos de los cambios del valor de las divisas
En general, una divisa que se devalúa o deprecia puede suponer un riesgo para inversiones y créditos a cobrar. Al contrario, una divisa que se revalúa o aprecia lo es para las deudas contraídas en esa moneda. Por tanto, la volatilidad hace que determinadas oportunidades de negocio puedan perder sentido.
Sin embargo, estos ambientes son propicios para empresas que aportan estabilidad. En especial, tiene mucha importancia la gestión del riesgo país. Deben estudiar muy bien las alternativas ante las decisiones soberanas de los estados. Así aprovecharán las oportunidades tan pronto como surjan y cubrirán los riesgos antes de que se materialicen.
La volatilidad de las divisas es un reto para el emprendimiento. Puede afectar a la demanda, a los costes financieros y operativos, al cumplimiento de contratos… Las respuestas deben estar ligadas no solo a la cobertura del riesgo de tipo de cambio, sino también a un control integral de las decisiones.